El nacimiento del
Chupacabras, al menos en su edición moderna, se remonta al mes de marzo de 1995, cuando los vecinos de los municipios de
Orocovis y Morovis en el interior de
Puerto Rico descubrieron que los animales de las granjas eran atacados de una forma sensiblemente diferente a la habitual en los animales salvajes o en el hombre.
Conejos, pollos, cabras, etc. empezaron a ser encontrados
totalmente desangrados, apareciendo los
cadáveres con un simple y pequeño orificio, especialmente en la garganta. La plaga se extendió por la isla rápidamente. Las primeras descripciones del misterioso asesino no aparecieron hasta seis meses después de la aparición de la epidemia.
Las descripciones lo presentaron como una horrosa entidad semejante a un canguro con colmillos y con un abombamiento en sus ojos rojos y sus bocetos corrieron por toda la isla. Y por gracia del ufólogo Jorge Martín, a través de internet, la imagen se extendió al resto de la civilización.
Pero en Puerto Rico se iban sumando cadáveres al guarismo del
vampiro. Nuevos aterrorizados testigos hacían sus descripciones y los artistas daban forma a sus palabras: humanoides, depredadores de pata hendida y retorcidas gárgolas de catedral. El terror estaba sembrado en las zonas rurales. Las autoridades municipales organizaron unas doscientas partidas para capturarlo. Sectores políticos reclamaron una investigación oficial a un gobierno que ignoraba los dantescos hechos.
Algunos científicos señalaron que los responsables debían ser monos, perros u otro animal exótico que habite libremente en el país. Las necropsias no establecieron un patrón único de muerte: traumas en el cuerpo, infecciones bacteriales, perdida de
sangre.
Actualmente hay reportes de ganado muerto por estas mismas causas a lo largo del continente americano, al igual que en europa.