Al llegar a casa, con prisa, analizaba cada rincón del auto, a pesar del fuerte golpe no hubo abolladuras, así que solo se esmeró en desaparecer las manchas de sangre que pudo ver… la mañana llegó pronto y lo encontraron aun limpiando el auto, pero se quitó la presión de encima simplemente diciendo que había limpiado el auto para que se lo prestaran de nuevo. Y se fue a dormir…
Por la tarde, su padre le puso las llaves sobre la mesa y le dijo –No sé qué hiciste con el auto hijo, pero si quieres que te lo preste de nuevo, la limpieza incluye interiores-, haciendo un guiño de complicidad. Carlos fue entonces a limpiar el auto, que despedía un horrible olor desde adentro, los asientos tenían encima tierra y hojas…pero parecía que entre más limpiaba, mas hojas se encontraba, hasta formarse un montón tan grande que la aspiradora no podía lidiar, entonces el chico las arrojaba fuera con sus propias manos, envolviéndose sin darse cuenta entre aquel mundo de hojas…
De pronto sintió algo duro en medio de toda aquella basura, y una mano sujetó fuertemente su brazo, mientras de entre la hojas se levantaba en cuerpo maltratado de la chica que atropelló, y esta le decía: -Tu acabaste con mi vida… tarde o temprano te devolveré el favor…




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