Todos nuestros pensamientos, sentimientos, y experiencias están reflejadas en el aura, al igual que energía que atraemos de nuestro entorno. En este sentido, el alma refleja nuestra energía y atrae energía de otros cuerpos y ambientes.
Al igual que todo lo demás en el universo, el aura es vibración y como tal, responde a otras vibraciones. De esta manera, vibraciones en forma de pensamiento, sentimiento o interacción con otras energías (en el espacio o de otras personas), afectan y moldean la vibración del aura.
Los objetos inanimados tienen también una energía que las rodea. Típicamente, estas auras son la combinación del entorno y de las energías de las personas que han estado en contacto con dicho objeto.
El aura no es estático. Cambia con el tiempo, con nuestra evolución personal y espiritual, y con el entorno. También podemos cambiarle con nuestra intención y con ejercicios de visualización y rituales de purificación.




