Durante el día, aquella escuela es todo bullicio; cientos de niños concurren a ella.
En los recreos hay risas, juegos, correrías, algarabía, es un lugar mayormente
alegre.
Por las noches, cuando la escuela queda vacía, su aire se enrarece, se torna frío,
y según dicen algunos que trabajaron en ella como vigilantes, se siente un olor
raro, pesado, que de alguna forma infunde temor en los corazones. Actualmente
nadie la vigila, son muchas las historias de terror que se cuentan de aquella escuela,
y ya nadie se atreve a recorrer sus pasillos en horas nocturnas. Dicen que en la
oscuridad, ronda el alma en pena de una maestra; recorre el lugar con paso lento,
viste un delantal blanco, el pelo larguísimo y ondulado, la cara como la de un perro.
Tres vigilantes juran por sus madres muertas que vieron a aquella aparición, y que
su cara era como la de un perro. Por eso se especula que tal vez no es un fantasma
sino un demonio, algún ser espectral. Recorre los salones uno por uno, noche a noche.




